El arte, para mí, es un acto vital de comunicación, un trabajo espiritual que sirve como medio para construir puentes y para invitar a otras personas a experimentar y compartir sentimientos comunes.
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Me gusta crear espacios de posibilidad para desdoblar el cuerpo y explorarlo visualmente. Con este ejercicio, logro satisfacer mi curiosidad por un instante. Me transformo cada vez que lo reconstruyo. Cada nueva imagen me revela algo que anteriormente había pasado por alto o que quizás había asumido sin cuestionar.
 
Redibujo mi cuerpo, me interesa ser soporte, volverme forma, moverme con la línea, ver otras capas en mí, perderme con el gesto, borrarme, limpiarme, rehacerme, escucharme, respirar, pasar la hoja. Pues ya no se trata de juntar pedacitos, de polarizar, denominar, demostrar o buscar una forma física, con los sentidos hacia afuera, sino de una exploración interna que le dé significado a todo lo demás.